Viajar no cansa
Cuantas veces hemos oido todos nosotros a alguien diciendo que despues de X tiempo viajando ya nada llama la atención, que estas cansado de ver tantas cosas nuevas. Después de recorrer kms y kms andando a través de la jungla, en grandes picos, en el desierto o en el polvo volcánico; después de no encontrar una rutina inexistente, despertandome en un sitio distinto cada día y medio; después de visitar tantos sitios de los que además de los recuerdos visuales también quieres quedarte con aquellos recuerdos sólo sensibles por los sentimientos, sensaciones extrasensoriales, el olfato o el tacto; llegas a estar muy cansado físicamente y mentalmente, pero no te cansas de ver y de aprender.
De hecho estos días pasados nos hemos sorprendido al encontrarnos con una de las ciudades más bonitas de todo nuestro viaje, Antigua Guatemala. Sus calles empedradas, sus antiguas iglesias (ya sólo ruinas, pero manteniendo esa magestuosidad del pasado) o sus limpias calles con elegantes colores de edificios y personas a sus lados que te hace pensar que te paseas por un parque temático, te recuerdan que en algún momento ésta fue la capital de Guatemala. Además el siempre presente Volcán de Agua y los verdes alrededores adornan una ciudad que no necesitaría serlo.
Nos hemos sorprendido con el discurrir de la lava, del calor que esta desprende o de la sensación de andar sobre lava solidificada en el exterior, pero discurriendo con ese intenso rojo a 2 metros de nosotros y por debajo de nuestros pies; siendo siempre vigilados por el cono casi perfectos del Volcán Pacaya y del crater lleno de polvo y roca volcánica por donde nos moviamos.
Nos hemos sorprendido con el nombre de una de las ciudades más importantes del país, Quetzaltenango, y con su arquitectura neoclásica sólo presenciada en ciudades tan importantes como Santiago y Buenos Aires.
Nos hemos sorprendido con el robo de mis tarjetas en un autobús atestado por una mujer de mediana edad actuando de manera anormal y del intento de robo de algo más de la cartera de Luiza. Menos mal que nos dimos cuenta a tiempo, debido a su incompetencia y bloqueamos las tarjetas sin que nada importante haya ocurrido. El problema es que no tenemos dinero (ya que sólo utilizabamos mis tarjetas) para llegar a Cancún y algo tendremos que hacer para conseguirlo: ¿Pedir dinero cual sin hogar? ¿prostituirnos cuál travestido? ¿pedir un prestamo a un usurero con un sombrero mexicano? ¿vender nuestra exquisita artesanía? Ya lo tenemos casi solucionado o... igual sorprendemos nosotros al viaje.
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